La derrota del papado por Napoleón Bonaparte obligo a la Iglesia Romana a la firma de un concordato donde renunciaba a la autoridad sobre todos los obispados de Francia, los cuales pasaban a ser independientes de Roma y subordinados al gobierno francés; el concordato dividió a los católicos platenses, los sacerdotes Pedro Ignacio Castro Barros, José Manuel Estrada y Mariano Medrano se declararon abiertamente papistas y de ese modo obtuvieron finalmente que durante el primer gobierno de Juan Manuel de Rosas el papado nombrara como primer Obispo Diocesano de Buenos Aires, a Don Mariano Medrano, destituyendo a los sacerdotes revolucionarios y regalistas que junto a Fr. Justo Santa María de Oro y Estanislao Zavaleta habían luchado desde 1810 por una Iglesia Católica Autónoma y Nacional.
Otro intento autonomista fue el del gobernador de San Juan, Salvador María del Carril, que aprobó en 1825 la famosa “Carta de Mayo”, documento independentista que otorgaba autonomía religiosa a su provincia, pero los papistas desde el unitarismo porteño, insuflados por el Padre Mariano Medrano enviaron fuerzas militares que pusieron sitio a la capital sanjuanina, derrocando al gobernador y hasta quemaron en la plaza publica el decreto sobre la ley de libertad religiosa.
La idea de una Iglesia independiente de Roma, nacida en Buenos Aires a través de los dominicos y franciscanos, se extendió a Bolivia y Perú, por el contrario Chile permaneció siendo un baluarte papista.
Otro intento autonomista fue el del gobernador de San Juan, Salvador María del Carril, que aprobó en 1825 la famosa “Carta de Mayo”, documento independentista que otorgaba autonomía religiosa a su provincia, pero los papistas desde el unitarismo porteño, insuflados por el Padre Mariano Medrano enviaron fuerzas militares que pusieron sitio a la capital sanjuanina, derrocando al gobernador y hasta quemaron en la plaza publica el decreto sobre la ley de libertad religiosa.
La idea de una Iglesia independiente de Roma, nacida en Buenos Aires a través de los dominicos y franciscanos, se extendió a Bolivia y Perú, por el contrario Chile permaneció siendo un baluarte papista.
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